La matria y la patria

"La matria y la patria

Por Elena Simón Rodríguez

¿Qué es más importante: dar vida y cuidarla o defender un territorio ajeno arriesgando la propia? ¿De qué tenemos más riesgo: de sufrir violencia terrorista o violencia machista? ¿Qué pasa con la misoginia varonil que impele a bastantes hombres de relevancia y renombre a hacer apología de la violencia machista? ¿Será que hace falta un Ministerio de Igualdad? Todo el mundo sabe lo que ha ocurrido y sigue ocurriendo desde que nueve Ministras fueron nombradas en un país famoso por no estar demasiado preocupado por las muertes de muchas mujeres a manos de su "propietarios" como problema de primer orden.

A menudo creemos que la violencia machista sólo consiste en matar a una mujer en arrebatos de locura, celos o enajenación mental. Y, sin embargo, no solemos alarmarnos de tanta violencia como supone la misoginia, siempre que no produzca muertes ni mutilaciones genitales, que no obligue a llevar burka y deje a las mujeres circular por la calle e ir al colegio e incluso a la Universidad, ni siquiera nos enteramos de que deberíamos emplear muchas energías en librarnos de ella, de la misoginia, que en el diccionario normativo se define como "aversión u odio a las mujeres".

El acoso, el insulto, la descalificación, la burla, la preexigencia de perfección demostrada, la desconfianza, el ninguneo, la humillación, la desconsideración, la negación de derecho, etc. ¿Sera, son violencia de género, violencia machista contra las mujeres. ¿Y si no son las opiniones que, como dardos envenenados, se vierten sobre las recien nombradas ministras? ¿Se verterían igualmente sobre varones nombrados para el mismo cometido y por las mismas razones, sólo por el hecho de ser varones?

¿Cómo es posible que se desencadenen todas estas viscerales reacciones ahora precisamente, cuando ya parecía que el machismo estaba mal visto y que incluso había desaparecido, cuando los más machistas dicen que no hace falta la Igualdad porque ya está en todas partes, cuando algunos no pueden soportar la condición de pares de las mujeres y se revuelven como dragones heridos y otros achacan todos estos males a la ideología de género? ¿Es que la acérrima Fraternidad masculina impide comprender que las humanas son seres humanos que aspiran también a la obtención de bienes, como son la libertad, la igualdad, el conocimiento o el poder?

Recordamos hace poco a Clara Campoamor que ganó para las españolas el voto hace 76 años y con ese motivo releímos y escuchamos los contradiscursos y contrarreplicas que se tuvieron que escuchar en aquellas Cortes de la 2ª República. Se parecían muchísimo a todo lo que ahora escuchamos. Sin rebozo, sin casi distinción de ideología, directos a la yugular. Pero ella ganó su moción, para las demás y para ella misma.

No sé si me da más vergüenza que enojo o más enojo que vergüenza ser compatriota de esos misoginos reincidentes. Prefiero mil veces ser comatriota y apoyar con todas mis fuerzas la fuerza de la razón. Las ministras están ganando su espacio para las demás y para ellas mismas. Claro que sí. Para perfeccionar y completar la política y el país, para que todos salgamos ganando, los hombres y las mujeres, para conseguir que la matria también mande en la patria.

A ver si conseguimos por fin poder ser mujeres y madres sin penalización, sino con apoyo y reconocimiento, el apoyo y el reconocimiento necesario para vivir sin sobresaltos la función matriota".