Ayer tuve la ocasión
de asistir a una charla guiada con Gervasio Sánchez, con el que además pudimos
intercambiar impresiones a cerca de sus fotografías y los contextos bélicos en los que se han tomado. En esta ocasión
la exposición giraba en torno a las desapariciones forzosas y la memoria
histórica. Gervasio nos hablo de muchas realidades, creando una emoción con
vaivén de montaña rusa,
donde acabas preguntándote ¿cómo los seres humanos somos capaces de semejantes
atrocidades?...y realmente hasta que punto éstas tienen que ver con la falta o
no de voluntad política o simplemente esta carencia exacerba el lado más oscuro
de la condición humana. No sé...Gervasio dibujó muchas de sus vivencias, de sus
experiencias como periodista comprometido, de muchos clamores. Imposible
recordarlos todos. Entre otros nos relató el que es uno de los leitmotiv de los
grupos armados en los conflictos bélicos de cualquier punto caliente del
planeta, ya sea la guerrilla, los cuerpos paramilitares u otros: violar y matar
mujeres y niñas sistemáticamente en una especie de cruzada por la limpieza
étnica, el menoscabo de la dignidad y la consecución del miedo atroz. Brutal.
Nos habló de la ESMA,
Centro Clandestino de Detención, la mayor cárcel de la dictadura argentina. En
esta oscuridad donde se torturaron a más de 5000 opositores a la dictadura de
Videla, existía una Maternidad: 500 jóvenes embarazadas fueron detenidas
permitiéndoseles parir a sus hijos, amamantarlos durante 3 meses, totalmente
intervenidas, sin ningún tipo de comunicación con sus familias, para después
ser torturadas, violadas, matadas y desaparecidas mientras sus hijos e hijas se
daban en adopción a través de las mafias militares y abogados afines al
régimen.
Nos dice Gervasio que
Argentina es hoy uno de los países que ha realizado un trabajo serio y
comprometido por el rescate de la Memoria Histórica. Por doquier, en cualquier
calle de Buenos Aires encuentras placas que citan a los desaparecidos: Aquí
desapareció tal persona…aquí tal otra...
Los Centros de
Detención como la ESMA se han convertido en Centros para la Memoria, espacios
para la promoción y defensa de los Derechos Humanos. Poder curar con la
atención semejante carga de dolor.
También pudimos ver
fotografías de Camboya. Los campos de exterminio de los jemeres rojos
responsables del asesinato de casi dos millones de seres humanos entre 1975 y
1979. Tuol Sleng, principal centro de detención y exterminio, donde se torturo
y asesino a 16.000 personas, hombres y mujeres, de ellos 2000 eran niños. Sólo
6 personas sobrevivieron.
Impresionante
documento también la exhumación de una fosa común con 3000 cuerpos en Mayo de
2003 al Sur de Bagdad cerca de Babilonia. La represión de Sadam Husein, tras la
retirada del apoyo americano a los shiíes por temor a un régimen proiraní. 3000
personas asesinadas con un tiro en la cabeza.
O la matanza de
Srebrenica en Julio del 95, la mayor matanza de seres humanos tras la 2ª Guerra
Mundial. Las tropas serbias al mando del general Mladic fueron las responsables
del asesinato y desaparición de 8000 personas, incluyendo centenares de niños,
ancianos y algunas mujeres, al invadir una zona protegida por la ONU mientras
las tropas holandesas de los cascos azules miraban hacia otro lado. Cada 11 de
Julio miles de bosnios musulmanes se trasladan al Memorial Center de Potoçari
para seguir enterrando a sus familiares, miles de ejecutados enterrados en
fosas comunes que son identificados, poco a poco, gracias a avanzadas técnicas
basadas en pruebas de ADN. Dice
Gervasio que en Tuzla, al norte de Bosnia, hay grandes naves de cinco metros de
altura cubiertas de estanterías desde el techo hasta el suelo. Las bandejas
están repletas de bolsas cerradas y en su interior miles de seres humanos esperan
su turno para ser identificados, reintegrados a la Memoria Histórica de la que
forman parte, devueltos a sus familias.
Comenta Gervasio, a
medida que avanzamos viendo las fotografías, que la guerra hace natural
la muerte. Los sepultureros recogen las víctimas y las lanzan al fondo de las
fosas comunes. Se limpian las calles, se evitan epidemias. Las tumbas sin
nombre son olvidadas poco después de ser selladas. Pero ¿podemos imaginar a una
madre esperando años y años sin respuesta a un familiar desaparecido? Hay
madres que después de 25 años guardan las pertenencias de sus hijos que fueron
tragados al amparo de la noche y desaparecidos. Madres que aún esperan
encontrar la tumba clandestina que les devuelva una certeza y unos restos que
enterrar. Si calibramos el sentimiento que encierran estas palabras es cuando
realmente podemos entender el valor del rescate de la Memoria Histórica, las
tapias de cementerio y las cunetas.
Con respecto a España,
el fotógrafo comenta que aquí nos
hemos olvidado de los desaparecidos. La desaparición forzosa es un problema
universal, un crimen de lesa humanidad que también se da en nuestro país.
Nuestros políticos venden en Latinoamérica una transición modélica que no fue
tal. Fue una transición pragmática donde se buscaron puntos en común para
seguir hacia adelante, y en los temas que no hubo acuerdo simplemente se
produjo un vacío, se obviaron. Probablemente este silencio impuesto fue
necesario durante unos años, pero hace tiempo que un pacto de estado con todas
las fuerzas políticas, dotado económica y profesionalmente se ha echado en
falta. A día de hoy se han abierto 230 fosas, exhumado 5300 cadáveres, pero
sólo hay identificados 800. El trabajo no se ha hecho correctamente, no se
dispone de un banco de ADN como el que existe en Bosnia, ni tampoco se ha
facilitado el trabajo a expertos forenses como Francisco Echevarría, que
participo en Latinoamérica en el reconocimiento
de los cadáveres de Víctor Jara y Allende. “Toda esta cobardía hace un flaco
favor a las nuevas generaciones: hay que buscar, identificar y entregarlos a
sus familias”.
“ Más importante que
señalar lo injusto que es cometer injusticias, es señalar lo injusto que es
soportar injusticias” Berltolt
Brecht
Crónica: Concha
Martínez
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