El pasado 1 de Marzo, y dentro del marco del 26 Fórum Cristiano y Mundo de hoy 2014, celebrado en Valencia, y dedicado en esta ocasión a las “ Periferias”, entendidas estas como las víctimas colaterales del fascismo social y hegemónico que preside nuestra indiferencia sistémica, el patrón neoliberal y la deshumanización, hemos podido asistir a uno de los ocho grupos de trabajo que en la tarde del sábado se han realizado. La oferta ha sido variada: desahucios, inmigración, feminismo, exclusión social, dependencia, medios de comunicación, ecología, frente cívico y restricción de los derechos de los ciudadanos.
El círculo de trabajo dedicado al Feminismo y en el que tomamos parte ha sido coordinado por Arianne van Andel, quién no hace más de un mes ya tuvimos el placer de escuchar en el Aula Magna del Edificio La Nau en la Universidad de Valencia.
Arianne Van Andel es teóloga y establece una metodología de trabajo basada en la participación y el diálogo como modo de trascender lo que ella llama, apoyándose en la teoría feminista de otra teóloga alemana, Elisabeth Schüssler Fiorenza, el sistema Kyriarcado, palabra que deriva del término griego kyrios (señor) y archein (dominar), palabra que complementa y redefine, dentro de la Teología de la Liberación, al término Patriarcado, concepto que sólo hace mención a las jerarquías eclesiásticas de ciertas iglesias cristianas mientras que la expresión Kyriarcado abarca el sexismo, racismo, homofobia, injusticia económica y otras formas de jerarquías dominantes en las que la subordinación de una persona o grupo a otras es internalizada e institucionalizada en menoscabo de su dignidad.
Durante el trabajo realizado en este taller de Feminismo, por más de treinta mujeres y dos varones, y la confección de dos pirámides de poder en las que quedaban reflejadas, como se puede ver en las fotografías, los distintos taxones de poder que se establecen tanto en la sociedad en general como dentro de la Iglesia, pudimos observar como las mujeres ocupan los lugares más bajos en la pirámide o ni tan siquiera están en ella.
En estas pirámides se visibiliza cómo los seres humanos, en función de su sexo, raza, diversidad sexual, poder adquisitivo y edad, ocupan un determinado estamento próximo a la cúspide o zona intermedia, mientras otros ocupan las zonas periféricas incluso quedando excluídos de la pirámide viéndose privados de su condición de ciudadanía.
Esta realidad pone de manifiesto, según Arianne Van Andel, la necesidad de la Eklesya, en clara referencia a la principal asamblea de la democracia ateniense en Grecia o mejor dicho a su espíritu participativo pero de un modo realmente integrador, es decir como tanque de pensamiento que expone a estudio y debate todas las creencias, políticas, cultura y demás parcelas que afectan a la ciudadanía desde un ángulo holístico y diverso, combinando vivencia y participación, proporcionando habilidades de facilitación y mejorando la experiencia vital de las personas a través del trabajo en grupo y en redes para evitar en la medida de lo posible la exclusión. CM.
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